martes, 22 de mayo de 2012

¡¡¡Nos mudamos!!!

Ahora puedes seguir sentándote y descansando en la siguiente dirección:

www.juanmarodriguezcoaching.com

Gracias y un abrazo

miércoles, 21 de marzo de 2012

Cualquier tiempo pasado...simplemente fue.


En ocasiones, disfruto recordando cómo eran antes las cosas. Me vienen emociones extraordinarias cuando me acuerdo del olor que tenía el pan recién hecho de la tahona que estaba cerca de mi casa. Un balón era un tesoro que te garantizaba horas de entretenimiento con los amigos. Si no había balón, nos bastaban 22 chapas de botellas, un garbanzo y unas cajitas de cartón para vivir en primera persona los mejores partidos. Un cuaderno en blanco era un libro por escribir. Ir a la playa era un viaje de más de 7 horas por carreteras estrechas, llenas de curvas y coches lentos que apenas superaban los 90 km/h que pasaban por los pueblos y te permitían conocer otras gentes. La televisión era aquello que adornaba el mueble y que la mayor parte del tiempo estaba apagada. Un cuento era una sesión de cine en casa. La radio, la radio era el mundo exterior que otros me acercaban a mi hogar. La Navidad era aquella época del año en la que unos señores desconocidos te traían algún juguete, normalmente no acertaban nunca con mis deseos, pero me encantaba lo que me traían.
Hoy el pan no huele como el de antes. Un balón es uno más entre tantos. Las chapas, garbanzo y caja de cartón, son tres elementos sin combinación alguna entre ellos. Un cuaderno en blanco es algo inútil y hortera, existiendo el ordenador. Ir a la playa es cuestión de 3 horas, sentado en tren y visionando una película. La televisión es eso que no nos permite conversar y poco a poco nos roba nuestra capacidad de pensar. Un cuento es eso que narran los abuelos y que no entiendo muy bien. La radio, es un aparato donde siempre están hablando personas que entienden de todo y buscan que yo piense de la misma manera que lo hacen ellos. La Navidad es una época del año que…
No quiero abrir un debate sobre  que el pasado fue mejor que el presente. Quiero ir más allá. Cuánta imaginación nos permitíamos desarrollar antes y cuánta ahora. Las “incomodidades pasadas” nos permitían tiempo para leer, hablar, escuchar, crear, imaginar, pensar, sentir, debatir, imaginar. Vivíamos más la familia, la amistad. Existían valores que hoy algunos desconocen su existencia. Y eramos felices.

Ahora con toda la tecnología puesta a nuestro alcance, supuestamente para facilitarnos la vida y estamos deseando que los días tuvieran 24 horas más ¿Para qué? Para llenarlas de correos, de reuniones, de viajes de negocios, de agobios, de stress...

Si te hace reflexionar esto que escribo, sentiré que parte de mi objetivo inicial está logrado.
Si te hace actuar de manera distinta, lo habré cumplido con creces.

lunes, 12 de marzo de 2012

No me chilles que no te veo.


“Nada hay más importante en la gestión empresarial como el saber motivar a la gente. Una motivación vale por diez amenazas, dos presiones y seis memorandos” (Lee Iacocca)
Cada día, tengo la oportunidad de conversar tanto con personas pertenecientes a comités de dirección, como mandos intermedios, como comerciales. Esto me lleva a tener una valiosa información de qué piensa y siente cada uno de ellos. Unos buscan alcanzar un mayor beneficio que les permita ir viendo la luz y recuperar niveles obtenidos en años pasados. Otros, situados en medio, buscan acallar los gritos del de arriba y paran las peticiones de los de abajo. Unos terceros, se sienten desatendidos y no escuchados.Todos, en cierta medida, me trasladan la sensación de soledad que viven. Todos ellos proclaman sus necesidades.
Vivimos con empresas que están obsesionadas por los resultados financieros. Sé que el fin de toda empresa es obtener el mayor beneficio posible. Sin embargo existen empresas que siguen con paradigmas cercanos a la revolución industrial, en ellas su máxima es que los operarios deben realizar x número de piezas al día. Las emociones, estados de ánimo y sentimientos de los operarios poco importan pues no son importantes para "la realización de las piezas".
Afortunadamente, los tiempos actuales son otros. Existen empresas en las que se tiene en cuenta la emocionalidad de las personas que trabajan en ella. Empresas que generan un compromiso organizacional, lanzan iniciativas para desarrollar la confianza entre los empleados, los distintos jefes de departamento y los directivos de la empresa. Construyen relaciones dentro y fuera de la compañía consiguiendo con ello una ventaja competitiva, fomentan la colaboración y el apoyo, consideran la innovación un pilar para alcanzar el crecimiento, asumen el riesgo sabiendo que les va a suponer una forma de desarrollar su aprendizaje. Se trata de empresas emocionalmente inteligentes que obtienen sus  beneficios mejorando la calidad de vida de sus empleados.
En el caso de las primeras, está en sus manos el pasar a formar parte del grupo de las emocionalmente inteligentes. Un primer paso puede ser hacer reuniones más participativas: el director de la reunión expone un tema a trabajar y pide a sus colaboradores que aporten su parecer, escuchándoles, dejando que ellos resuelvan el problema y reservándose “su solución” hasta el final, y solo para contrastarla con la de ellos. Ha de hacerles sentir valiosos y escuchados. Nada se contagia tan rápido como una emoción, como un estado de ánimo. Ha de reconocer su trabajo, su esfuerzo. Hacer que se sientan queridos, que sientan el orgullo de pertenencia, marcando conjuntamente ese objetivo común que les haga identificar para qué están trabajando.
En las empresas emocionalmente inteligentes sus empleados destacan por ser responsables, tener una elevada capacidad de automotivación, ser fieles a su empresa, tener gran empatía, dominar la asertividad y ser personas altamente competitivas. Por el contrario, las empresas que siguen con un paradigma ya obsoleto, se rodearán de personas desmotivadas, quejicas, sin compromiso alguno, víctimas, con baja capacidad de esfuerzo y generadoras de conflictos.
Recurrir al coaching para iniciar un cambio en las organizaciones está dando resultados positivos. Las empresas emocionalmente inteligentes elevan su rendimiento y mejoran aún más sus beneficios. En las que deciden cambiar y acercarse a  esa situación el resultado es mágico. Imaginad la sensación que se obtiene cuando tras años de tener los ojos tapados…alguien te invita a quitarte el antifaz y recibes de golpe la luz. El coach, acompaña en todo el proceso a todas las personas implicadas en esa transición. Dinamizando las reuniones, lanzando preguntas para lograr una mayor rentabilidad de las mismas. Abre un camino para que los líderes aprendan a reconocer sus emociones y sepan identificar las de sus colaboradores.

En el momento económico que estamos pasando, esta transición es crítica para que todos los componentes de la empresa, directores, mandos intermedios y empleados, miren hacia el futuro motivados y con ilusión, construyendo empresas cada vez más cooperativas y emocionalmente inteligentes.

jueves, 9 de febrero de 2012

¿Oyes mi silencio?

En ocasiones pido a mis coachees que se regalen un minuto de silencio. Con esta invitación tan solo busco dos cosas. Por un lado que tomen conciencia de lo largo que es un minuto. Por otro lado que aprovechen para mirar su interior. Pocos son los que aprovechan el momento de silencio para cerrar los ojos y bucear en su océano interno. Muchos mueven sus ojos evitando mi mirada. Miran a cualquier parte, convirtiendo ese minuto de silencio en un momento incómodo. Otros comienzan a reir y rompen el silencio comentando que no pueden estar callados. Algunos me han llegado a comentar que tienen miedo al silencio. Identifican el estar en silencio con la soledad y eso les aterra.

Vivimos rodeados de sonido constante, en ocasiones más ruido que sonido. No me refiero solamente al auditivo. Utilizo la palabra "ruido" para definir el día de cualquier persona. Madrugas, sales de casa sin desayunar, corres al transporte público para llegar en hora a tu puesto de trabajo, sufres horas y horas de atasco, presión de tu superior, niños reclamando su tiempo que por otra parte no tienes, alimentación indebida,...
Cuando llegamos al final del día, lo hacemos sin energía. Encendemos la caja tonta y nos sentamos delante de ella esperando recibir...efectivamente, su ruido.

Creemos que mantenernos en silencio no es una forma de comunicación. El silencio es tan importante como el sonido. Algunas parejas han llegado a romperse por no saber compartir los silencios. Curioso ¿verdad? Normalmente conocemos parejas que no son capaces de comunicarse, de escucharse. Cuando vemos que alguien se mantiene en silencio preguntamos rápido ¿qué te pasa? No le pasa nada, tan solo está en silencio. Está disfrutando de su silencio.

Te invito a disfrutar del silencio, del silencio interior. No solo me refiero al silencio, como ausencia de ruido externo y la no emisión de voz por nuestra parte. Voy más allá, te invito a disfrutar además de la ausencia de pensamiento. Pon en silencio la mente. El silencio es una maravillosa fuente de energía. El silencio nos produce paz, nos llena de calma, de tranquilidad, nos permite volver a conectarnos. Prueba tan solo 5 minutos, hoy, ahora, cuando termines de leer esta silenciosa entrada. Marca en la agenda 5 minutos al día para encontrarte en silencio.
Empieza a vivir desde el silencio. Analiza cuántos sonidos (ruidos), puedes quitar de tu día. Te sorprenderás del cambio que puedes experimentar.
Ahora, si te atreves, te invito a compartir mi silencio.