lunes, 26 de septiembre de 2011

Aprendiendo a esperar.

Si algo me enseñaron de pequeño mis padres fue a saber esperar.
Esperar mi turno antes de entrar a algún sitio.
Esperar a que las personas salieran antes de entrar.
Esperar, pacientemente, mientras que ellos hablaban con algún amigo.
Esperar a que todos se sentaran a comer para poder empezar.
Esperar dos horas tras la comida, antes de poder zambullirme en un baño en la playa.
Esperar que llegaran los Reyes Magos para poder recibir juguetes.
Esperar mi turno para poder hablar.
Esta espera según pasaron los años se unió a la máxima experimentada en primera persona que si trabajas de manera constante, antes o después, tendrás tu recompensa. Se unían de esta manera dos términos y una solución.
Constancia + Espera= Resultado.
Esto es algo que todo el mundo aprendía, lo hacían suyo y lo llevaban casi marcado en la piel.
Es cierto que los tiempos evolucionan que es una barbaridad. Las generaciones que nos empujan desde abajo si por algo se diferencian, es por la inmediatez para tener las cosas.
El desarrollo de las nuevas tecnologías, basta dar a un botón para recibir cualquier tipo de información
Las largas jornadas laborales de los padres, destinando tiempo mínimo para transmitir el concepto de espera y constancia debido al cansancio que acumulan.
Todo a nuestro alrededor evoluciona intentando ayudarnos a tener el resultado esperado en el menor tiempo y posible y sin llevarnos un gran esfuerzo. Comida rápida, llamo y lo tengo, lo pido por internet y en 24 horas está en mis manos,…
Esto es algo que cada vez observo más en los equipos comerciales cuando trabajo con ellos. Quieren resultados desde el minuto 1. Prácticamente buscan que las empresas les compren sin realizar una labor inicial de prospección y negociación. Al llamar para cerrar una cita y obtener una negativa tachan la empresa de su listado y la descartan pues no han obtenido el resultado esperado. Cuando presentan una oferta y no les dan respuesta, deciden no volver a llamar porque consideran que no les han prestado atención y no han obtenido el objetivo deseado.
Así podría comentar infinidad de casos y experiencias. En estos ejemplos se nos muestra que la fórmula anteriormente expuesta de Constancia+ Espera no da el Resultado.
Esta falta de logro va produciendo una desmotivación en el comercial que ve cómo es incapaz de alcanzar el objetivo que fijó a principios de año con la empresa. Esta desmotivación se transforma con el paso del tiempo en una falta de compromiso. En ese momento el comercial pasa de hacer las cosas porque quiere y le motiva a hacerlas por Obligación. Cuando esto sucede, la situación se convierte en complicada.
Compromiso- Motivación= Obligación.

Esto que identifico en el campo comercial es adaptable a cualquier otro departamento de la empresa.
En situaciones en las que el empleado considera que hace las cosas por obligación es necesario transmitirle tres mensajes importantes, como indica la profesora asociada del centro de recursos humanos de IE, Elena Méndez-Villabella en el periódico El País de este fin de semana.
Sentido y propósito de su trabajo. Necesitan saber por qué y para qué.
Pertenencia. Sentirse parte de un equipo.
Confianza. Puedo conseguirlo.
Es vital también que los mandos intermedios no solo midan el logro de un resultado, por la cantidad o calidad del trabajo realizado. Hay una parte emocional que es necesario que también se mida y se trabaje. Con ello nos será más fácil transmitir el sentido y propósito, la pertenencia y la confianza.
Unido a una gran capacidad de constancia y saber esperar nos llevará a obtener mejores resultados y empleados más felices.
Como decía José Bergamín:
“El valor espera; el miedo va a buscar”.

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