jueves, 9 de febrero de 2012

¿Oyes mi silencio?

En ocasiones pido a mis coachees que se regalen un minuto de silencio. Con esta invitación tan solo busco dos cosas. Por un lado que tomen conciencia de lo largo que es un minuto. Por otro lado que aprovechen para mirar su interior. Pocos son los que aprovechan el momento de silencio para cerrar los ojos y bucear en su océano interno. Muchos mueven sus ojos evitando mi mirada. Miran a cualquier parte, convirtiendo ese minuto de silencio en un momento incómodo. Otros comienzan a reir y rompen el silencio comentando que no pueden estar callados. Algunos me han llegado a comentar que tienen miedo al silencio. Identifican el estar en silencio con la soledad y eso les aterra.

Vivimos rodeados de sonido constante, en ocasiones más ruido que sonido. No me refiero solamente al auditivo. Utilizo la palabra "ruido" para definir el día de cualquier persona. Madrugas, sales de casa sin desayunar, corres al transporte público para llegar en hora a tu puesto de trabajo, sufres horas y horas de atasco, presión de tu superior, niños reclamando su tiempo que por otra parte no tienes, alimentación indebida,...
Cuando llegamos al final del día, lo hacemos sin energía. Encendemos la caja tonta y nos sentamos delante de ella esperando recibir...efectivamente, su ruido.

Creemos que mantenernos en silencio no es una forma de comunicación. El silencio es tan importante como el sonido. Algunas parejas han llegado a romperse por no saber compartir los silencios. Curioso ¿verdad? Normalmente conocemos parejas que no son capaces de comunicarse, de escucharse. Cuando vemos que alguien se mantiene en silencio preguntamos rápido ¿qué te pasa? No le pasa nada, tan solo está en silencio. Está disfrutando de su silencio.

Te invito a disfrutar del silencio, del silencio interior. No solo me refiero al silencio, como ausencia de ruido externo y la no emisión de voz por nuestra parte. Voy más allá, te invito a disfrutar además de la ausencia de pensamiento. Pon en silencio la mente. El silencio es una maravillosa fuente de energía. El silencio nos produce paz, nos llena de calma, de tranquilidad, nos permite volver a conectarnos. Prueba tan solo 5 minutos, hoy, ahora, cuando termines de leer esta silenciosa entrada. Marca en la agenda 5 minutos al día para encontrarte en silencio.
Empieza a vivir desde el silencio. Analiza cuántos sonidos (ruidos), puedes quitar de tu día. Te sorprenderás del cambio que puedes experimentar.
Ahora, si te atreves, te invito a compartir mi silencio.



2 comentarios:

  1. Hola Juanma, muchas gracias por compartir tu experiencia, ha sido de mucha inspiración para mi, y lo tomo como una invitación al ejercicio de disfrutar del aprendizaje... en silencio. Saludos!
    Marcelo

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